¡Sean Bendecidos!
Les saludo en el nombre más hermoso de Jesucristo.
A través de nuestra experiencia en esta pandemia de COVID-19, obtuvimos una gran lección y comprensión en el 2020. Nos hemos dado cuenta que no solo de pan viviremos pero de cada palabra que sale de la boca de nuestro Dios, como está escrito en Deuteronomio 8 y Mateo 4. No vivimos por nuestra propia fuerza y poder pero por la asombrosa gracia de Dios. Noticias han llegado a nuestros oídos de que muchas organizaciones sin fines de lucro, iglesias y centros misioneros están reduciendo su fuerza laboral a causa de serios problemas económicos por la pandemia del COVID-19, dejando nuestros corazones contritos y afligidos por ellos.
Por motivo de su apasionado y fiel apoyo, aun durante estos tiempos tan complicados, son la razón por cual estamos mejor de lo que esperábamos.
Su infinito amor por aquellos en necesidad es un poderoso ánimo y consuelo para todos nosotros aquí en Hanhee Kim World Mission Center (Centro Misionero Mundial Hanhee Kim). No tenemos suficientes palabras para describir nuestra gratitud por su bondad y generosidad.
Con gran fervor estamos orando que en el 2021; tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente (Deuteronomio 8:13). Sobre todo que sean llenos del Espíritu Santo este año. Nuevamente, queremos expresar nuestro sincero agradecimiento y nuestro amor a ustedes por su continuo apoyo.
Cartas de Amor
Hay un adagio bien conocido que dice: Una fotografía vale más que mil palabras. La sonrisa en el rostro de este niño radia con gozo después de recibir una carta de su patrocinador.
Las cartas son muy significantes para los niños y adolescentes, especialmente este año ya que han estado aislados de la comunicación de sus familiares y amigos de la iglesia. Sus pensamientos y palabras cariñosas en esta temporada navideña llevan el recordatorio que son amados y conocidos profundamente por su Padre Celestial. Queremos sinceramente agradecerles por tomar de su precioso tiempo para ser un canal de la presencia de Dios a su niño o adolescente apadrinado.