Una Historia
Todos tenemos una historia de cómo vinimos a Jesús, cómo nos conocimos y cambio nuestras vidas. Cada historia es única y personal, pero todos compartimos un enlace en común; la gracia de un Padre celestial quien nos ama más allá de nuestra imaginación. Estamos conectados a través de nuestras historias individuales en la gran historia de Dios. Esto incluye a todos quienes son parte de ministerios Children of Jesus (COJ), Raven of Love (ROL) y ABBA. Este mes nos gustaría resaltar una de ellas, el testimonio del Pastor Inocencio Aguirre Príncipe, ahora de 70 años de edad. Lo conocimos en el 2004 por medio del ministerio de COJ. En el 2008, él fue uno de los primeros pastores en ser patrocinados en el comienzo del ministerio de ROL.
Nuestras historias son destinadas para compartirlas y traer honor a Dios, y para alentarnos a recordar el corazón de quien nos persigue con pasión inmensurable. Esta es su historia.
Crecí en una familia grande, yo era 1 de 8 hijos. Mi familia no era cristiana y había varios problemas en casa, incluyendo abuso físico y psicológico. Me sentía quebrantado y solo cual me lleno de coraje cuando mi padre me dijo que no me apoyaría en mis estudios secundarios. Me escape de casa a la capital de Perú, Lima, donde entre al ejército y más me perdí.
A los 29 años, las tinieblas y la ira que se habían acumulado dentro de mí fue dirigida hacia la sociedad y humanidad. Decidí escoger entre ser un terrorista y matar a todos indiscriminadamente, perderme en la selva o comprar una pistola y matar a todos quienes hicieron mi vida miserable y dar fin a la mía. Sea cual fuera, mi resolución era hacerlos para finales de diciembre de ese año.
Llego noviembre y una gran campaña evangélica tomo lugar en la ciudad donde vivía. Toda la comunidad fue invitada. Al acercarse la reunión, hicieron un anuncio por el megáfono: “Señor, joven, señorita, si estas enfermo y no hay sanidad, si tienes problemas y no hay solución, o crees que tu vida no vale nada. ¡Venga esta noche aquí esta Jesús para sanar enfermedades, para solucionar tus problemas, para darte vida en abundancia! ¡Cristo sana y salva!” Estaba parado en la esquina con mi amada en ese tiempo y escuche a dos personas compartir sus testimonios sobre la milagrosa obra de Dios en sus vidas. Sabía que necesitaba de la ayuda de Dios, pero una voz me impedía e instalaba duda en mí de venir hacia Él. Es solo por la gracia de Dios que una señora quien estaba sentada cerca de mí, me tomo del brazo y me hizo pasar hacia enfrente donde me arrodille delante del Señor. Mientras el pastor oraba por mí, fui lleno con un fuego. Estaba llorando y sudando al mismo tiempo. En ese momento, Jesús entro en mi vida, para siempre. Mi amada, quien ahora es mi esposa, también recibió a Jesús y es mi ayuda idónea en la obra del Señor.
40 años después, sigo sirviendo en la iglesia cual Dios me llamo a pastorear. Ha habido muchas lágrimas, dudas, desánimos en el camino. Pero en cada momento, el Señor me aseguraba diciendo: “No temas, yo estoy contigo.” Mi Dios me ha ayudado a pelear la buena batalla y sé que Él ciertamente lo seguirá haciendo hasta mi último día.